Editorial
Cambiemos y su “Gestión Simbólica”
Por Leandro Santoro (*)
La “gestión simbólica” del gobierno se monta sobre un “eje moral” que ordena el campo político en buenos/malos y busca interpelar la subjetividad de las personas ante la falta de resultados económicos y sociales. La derecha utiliza estos dispositivos porque tiene más métodos que ideas.
Estamos viviendo un otoño neoliberal. Para evitar el “invierno” debemos dar la pelea sistematizando nuevos métodos y herramientas para demostrar cómo opera la derecha sobre el sentido común.
Cambiemos ha intentado, a través de la modificación de los instrumentos flexibles del Estado: la tasa de interés, el tipo de cambio, los aranceles, las tarifas; modificar la estructura social de la Argentina.
Aquello que, desde la oposición siempre hemos alertado: que los ricos se hagan más ricos, a costa de que los pobres sean cada vez más pobres.
Cuando hablamos de estructura social, hablamos de lo que denomino “I.P.A” (ingresos, prestaciones y aspiraciones sociales). Claramente la intención del Gobierno fue cambiar esa “estructura”.
El problema no solo recae en que no han cumplido con las expectativas de quienes, genuinamente confiaron, y los votaron sino que tampoco alcanzaron las aspiraciones del llamado “circulo rojo”. La única demando que llegaron a satisfacer fue de la gente que los voto fue la derrota electoral de lo que ellos denominan “populismo”.
En otras palabras: derrotar a Cristina. Después no pudieron generar condiciones de negocios, salvo para los amigos que viven de la soja, la minería y las tarifas de los servicios públicos. Sacando estos casos puntuales, el resto de las empresas y corporaciones, que creyeron en el proyecto de Cambiemos, tienen dificultades enormes.
¿Cuál es el objetivo entonces del actual Gobierno? Partiendo desde los condicionamientos que les pone el Fondo Monetario Internacional, y el reclamo de los grupos económicos más concentrados (fundamentalmente del sector financiero) se aspira a obtener un resultado electoral favorable en Octubre para avanzar sobre la reforma de los instrumentos rígidos del Estado.
Es decir los de marcos normativos: Reforma Laboral, Reforma Impositiva y fundamentalmente el desmantelamiento del Estado de Bienestar y de la Seguridad Social.
El camino es transformar a la Argentina en un país sin jubilaciones o con un sistema de jubilaciones mixtas de capitalización individual y de pensiones muy bajas. Cuando hablan de que el problema es el “Gasto Público” lo que hacen es enfocar en el gasto que la sociedad ha definido para sustentar las necesidades de los más vulnerables: de sus ancianos, de los niños con la Asignación Universal, etc.
Al ser consciente de que, desde Cambiemos, no tienen logros económicos para reflejar intentan un ajuste brutal en democracia. Aquí entonces aplica lo que en las primeras líneas consideraba como “gestión simbólica”. El hecho de centrar el debate político en, pongamos por caso, el Decreto de Extinción de Dominio, aun a sabiendas de que es plenamente inconstitucional, es un claro ejemplo de lo que se busca es lograr poner a la oposición en la vereda de las mafias.
Pretenden construir el campo político resinificando las coordenadas del campo político. Para nosotros ese campo se traza bajo el eje: izquierda-derecha, quizás desde la lectura de Ernesto Laclau (NR: Refiere al filósofo, teórico político y escritor argentino) podemos hablar de “arriba-abajo” “Pueblo-Antipueblo”.
En tanto para el oficialismo la idea es anclarlo desde la perspectiva de que de un lado está la “gente” del otro “las mafias”. Entonces necesitan que la oposición salga a discutir con la intención de ubicarnos psicológicamente en ese campo.
En definitiva, a ellos no les interesa demasiado que esas medidas se concreten en la realidad, sino más bien que se debatan. Buscan generar la polémica mediática.
Ante esto existen dos caminos: uno es aplicar la inteligencia y llevar la discusión al terreno económico. Porque el problema principal está allí: en la gestión económica, política. Debemos dejar de hablar de 2015, hay que plantear los problemas de hoy.
En otro orden debemos realizar un trabajo pedagógico, con el objeto de mostrar cómo funciona la marioneta. Mostrar sus hilos. Ellos tienen (a través de Duran Barba) mas métodos que ideas, contrario a nuestra posición en donde las ideas prevalecen por sobres los métodos. Debemos entonces, ver de qué manera reconstruimos el discurso. Como empatizar más con la sociedad y, fundamentalmente, sacarla del letargo emocional.
Es deber de la oposición el generar conciencia sobre este mecanismo de funcionamiento y, desde allí, refundar la manera de debatir ante esta “nueva política”. Quizás es momento de tener más método, más sistematicidad y herramientas para poder demostrar cómo operan sobre el sentido común.
(*) Leandro Santoro es Politólogo – Profesor UBA – Legislador electo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires #UnidadCiudadana