Editorial

Cesar Gonzales: una Lectura, varias Lecturas

Por Carla Farinola (*)

“El punto de vista tiene el aura del espectáculo, está hipnotizado por la lógica del show. Es filmar la villa como un fin en sí mismo, así el director puede quedar como un tipo bueno, de orientación progresista.” El que habla es Cesar, el Cesar de todos, en referencia a su última película Atenas, que sabe ser una exposición de lo que implica ser mujer y vivir en una villa.

Él sabe lo que dice y lo que filma puesto que lo vive en carne propia. No es una puesta en escena puramente dramatúrgica, sino una ficción vivencial. Para entender el cómo y el porqué, es necesario volver sobre sus pasos y comprender sus comienzos, o más bien, sus comienzos en la literatura.

“La venganza del cordero atado” es la primer obra publicada de Camilo Blajaquis, a sus 21 años. Sin contexto tan solo suena soprendente por su corta edad. Sin embargo, Camilo es el refugio de Cesar Gonzales. Un pibe que nació en el seno de una familia muy pobre en la villa Carlos Gardel. Un pibe que se involucró en las drogas y en la delincuencia desde muy temprana edad. Un pibe que fue ingresado a varios institutos de menores para luego,al ser mayor, cumplir una sentencia primero en el penal de Ezeiza y posteriormente en el de Marcos Paz. Un pibe que es todos los pibes marcados por su procedencia y que, sin embargo, supo resistir a la muerte que se les impone: escribir no lo hizo libre, como se dice, lo hizo sentir vivo.

Camilo Blajaquis revivió al pibe que la sociedad condena a priori. En homenaje al revolucionario cubano Camilo Cienfuegos y al militante sindical Domingo Blajaquis, Cesar escribe y publica dentro de la cárcel sus primeros poemas, luego recopilados en su libro. El autor y la vida se fusionan en versos crudos, cargados de retoricas filosóficas y alusiones al encierro. Como el mismo dice, la lectura y Patricio Mortesano, su profesor de “magia” lo ayudaron a ser conciente de que la marginalidad ,la villa misma y las practicas que coexisten allí no existen porque si; pensamiento que derivo luego en expresión artística. Ahora bien ¿Qué decimos cuando decimos que todo aquello no existe porque si?

El sociometabolismo del capital del que habla Grunner en su libro “Avatares del pensamiento critico hoy por hoy” es un proceso que va más allá de la economía e implica una sujeción de la vida misma a las lógicas del capital, lo cual permite internalizar y percibir nuestra cotidianeidad desde ellas. Se habla, por lo tanto, de un biopoder para el cual no hay alternativa. Para llegar al clímax del ascenso capitalista y su asentamiento a nivel mundial fue menester crear un sistema de reproducción social con un alto margen de desigualdad; lo cual explica el surgimiento de villas miseria, el hacinamiento y la problemática de la drogadicción y la delincuencia en línea con la inaudita polarización de la riqueza. Es decir, fue necesario crear un sistema que incluya una alta dosis de marginalidad y de seres “desechables” para sostener enmarañosas lógicas de producción y consumo de masas. A los pibes como Cesar se les niega la posibilidad de ascenso desde el minuto uno de sus vida y se los culpabiliza por prácticas que la mismísima estructura individualista de vida ha engendrado. Siguiendo esta lógica, estos pibes recrean una praxis subalterna, que contradice las lógicas de lo normativo, para orientarse hacia la vida “común” que la globalización y el hiperconsumismo imponen: toman a la muerte y a la violencia como negocio rentable. La necesidad material y el hecho de no tener otra forma de triunfar los impulsan a ello, y el ingreso al sistema penitenciario es otro hito más en la trayectoria de la desesperación. Si bien el objetivo visible del encarcelamiento es reformar al sujeto, el sentido común expresado y dominante nos comenta que allí solo van sujetos irreformables. Podemos hablar, entonces, de vidas representadas como ruinas circulares:no hay escapatoria.

Camilo Blajaquis

Siguiendo esta línea el mismo sistema que crea las condiciones para que existan, los niega. Se los muestra como cuasi humanos, insubordinados, extraños en su propia casa; hacen de sus costumbres aberración y ejemplo de lo que no- se-debe. Esta mirada es la de una cultura configurada: no sean como ellos, no sean los otros. Sin embargo, se olvida que debajo de ese velo de criminalización coexisten pibes, pibas, familias, sueños, olvidos,tristezas,enfermedades,amores. Se olvidan que son tan humanos como todos los demás. Y Cesar viene justamente a marcarnos esto, no desde una lógica del show que implica un saber objetivo, sino desde su propia carne. Viene a poner el foco y la palabras en los terrenos ocultos.
Podríamos pensar su primer libro como una oda al cambio, una resurrección de entre los escombros para poder, desde allí, autosuperarse; una toma de conciencia que lo hizo sentir útil y accionar ante las disparidades que se le imponen. Podríamos pensar que desde las condiciones más inhóspitas Cesar fue capaz de revelarse contra una hegemonía que lo requería desechable. Si, podríamos enfocarnos en ello. Pero la escritura de Cesar en un puñetazo en la cara y no basta: él no es solo el pibe chorro que se convirtió en artista (como titulan algunos diarios).

Lo destacable es poder apoderarse de su visión, de descartar la otredad. Nos invita a pensar la desigualdad en términos estructurales pero principalmente nos invita a adentrarnos en la precarización de las condiciones de vida. Sus versos connotan un carácter angustioso, iracundo: sus versos hacen visible a los invisibles. Cesar crea mediante su prosa una cartografía de la marginalidad, traza sus contornos, los saca a la luz. Lo fundamental es que logra tachar la visión del pibe de la villa como un otro insondable.El folclore, la tradición y las costumbres abundan junto a la esperanza acribillada, la jerga, los maltratos, la cotidianeidad del encierro, los sentimientos en el insomnio y la desesperanza. Nos muestra fehacientemente el lado oscuro de la sociedad de consumo, del ascenso del capitalismo, de la meritocracia reinante. Visibiliza, y principalmente, humaniza a todos aquellos a los que la sociedad busca defenestrar.

La obra de Cesar, tanto su escritura como su consiguiente producción audiovisual, sintetizan un grito ante una humanidad en-vias-de-sordera. Sin embargo hay un halo de esperanza, y Cesar intenta serlo. Su producción interpela, arde. Se te pega en la cara y te rompe en mil pedacitos. Es ver,con los ojos bien abiertos,el lado b de lo que llaman el triunfo del capital. Es un reflejo de la desesperanza. Cesar, el Cesar de todos, que es todos, nos propone romper con la lógica criminalizante que reina. Nos propone pensar el cómo y el porqué, pero principalmente nos invita a quebrantar la barrera entre los unos y los otros.

(*) Carla Farinola se define como cuasi-escritora en proceso desde el tercer cordón del conurbano bonaerense. Estudiante de Comunicación Social en la UBA y aficionada enfermiza por las letras.

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