Ignacio Corsini nació el 13 de febrero de 1891 en (Catania, Italia) y murió el 26 de julio de 1967 en nuestro país. Su estilo y elegancia como intérprete y sus aportes como compositor lo transformaron en una referencia ineludible de la música popular argentina.
En las casi 650 grabaciones que dejó para los sellos Victor (poco más de 20 temas grabados en 1912) y Odeón (desde 1920 hasta su última grabación en 1946, tres años antes de su retiro) conviven clásicos del tango como “Caminito”, “Yira yira” o “Malevaje” junto a un exquisito repertorio criollo compuesto de tonadas, canciones, cifras, valses criollos, estilos y otros ritmos de moda.
Su voz aguda, su fraseo liviano y la reincidencia sobre la temática campera nos remiten a los últimos trovadores, aquellos de la pampa que se convertía en urbe a fines de 1800. Entre los nombres más célebres de aquella escena payadoril de fin de siglo vale recordar a José Betinotti y Gabino Ezeiza.
Corsini -bautizado en su momento como “El Caballero Cantor”– se apropia de cada historia más allá del género, por eso le creemos tangos como “Griseta” (1931), “Quién hubiera dicho” (1932) o “El adiós” (1938), y al escuchar la hermosa “Canción del carretero” (1931) o el vals “Esquinas porteñas” (1934) nos emocionamos hasta las lágrimas; su bellísima voz hipnotiza y su magia nos zambulle en el relato.
En un nuevo natalicio en #JotaPosta nos permitimos disfrutar de “Marioneta”, acaso uno de sus composiciones mas sublimes…
