PsicoEducacion
neuroeducación: cómo las emociones impulsan el aprendizaje

¿Alguna vez te preguntaste por qué cuando estamos cansados o tristes nos cuesta más aprender? ¿Te pasó alguna vez de querer que el aprender sea más útil, didáctico y rápido? Te presento a la neuroeducación: ciencia que nace a partir de esta necesidad y la misma que comprobó que todos nuestros procesos cognitivos se encuentran influenciados por emociones.

La neurociencia aplicada a la educación es la ciencia que se encarga de entender como estos procesos y las emociones impactan en nuestro proceso de aprendizaje. En otras palabras, podemos dilucidar cómo el cerebro aprende, recuerda y olvida a través de las emociones; quienes influyen en la capacidad de razonamiento, memoria y actitud. Francisco Mora, doctor en Neurociencia y Medicina, nos dice que muy poco se puede enseñar y aprender bien sino esta mediado por la emoción. No es lo mismo una persona frustrada y triste que intenta estudiar, a una persona motivada y curiosa que quiere aprender más sobre un tema. Es por este motivo que el rol de las emociones en el aprendizaje es clave, ya que pueden potenciar o inhibir nuestra capacidad de retener información, impactando significativamente en nuestro cerebro.
Como todo lo que queremos adquirir queda almacenado en conexiones neuronales alterando directamente y físicamente a nuestro cerebro, cuando intentamos aprender en un ambiente positivo, el cerebro emocional se encuentra más receptor y lo aprendido se mantiene en el tiempo. En ese instante, la dopamina, la serotonina y la norepinefrina activan la memoria, la claridad mental, el placer y la satisfacción al estudiar. De esta forma, a través de la curiosidad y la motivación podemos generar la gasolina que necesitamos para poder aprender.
En cambio cuando el aprendizaje se da a través de emociones como enojo, miedo o tristeza, el efecto es contrario. Se torna más tedioso y se retrasa el proceso. Estas emociones pueden crear barreras para retener información o frustrarnos. Queda claro entonces que las emociones encienden y mantienen la curiosidad y la atención y con ello, el interés por el descubrimiento de todo lo que es nuevo. No olvidemos que hoy en día la sociedad demanda personas creativas y dispuestas a adaptarse y readaptarse a los diferentes escenarios que pueden surgir. Para ello debemos replantearnos qué aprendemos y cómo lo aprendemos.
Considerando entonces la importancia de las emociones en neuroeducación, podemos reversionar la famosa frase del filósofo Descartes: ´Siento, luego existo’. Siempre aparece primero la emoción y luego, la cognición. Por lo tanto, lo que no nos emociona no ocupa un lugar significativo en nuestra memoria. La próxima edición te cuento algunos tips para autogestionar las emociones y estudiar con más ganas.
Por Karen Cotos. Docente. @karenandreacotos