En el corazón palpitante de Buenos Aires, donde las avenidas se entrelazan como arterias de historia y modernidad, el Obelisco se alza como un centinela de concreto y memoria. Ahora, una transformación silenciosa pero monumental ha ocurrido en su interior: un ascensor ha sido instalado, permitiendo que los visitantes asciendan hasta su cúspide a 67,5 metros de altura en apenas un minuto.
La obra, realizada por la empresa Ascensores Servas S.A., implicó la construcción de una estructura reticular fijada a las paredes internas del monumento, sobre la cual se montaron la motorización, guías, cabina y puertas automáticas del ascensor.
Este proyecto, que requirió una inversión de $188.890.400 y la aprobación de la Comisión Nacional de Monumentos, busca revalorizar al Obelisco como atractivo turístico, ofreciendo una nueva perspectiva de la ciudad desde su cima.
Aunque la obra ya está finalizada, aún no se ha anunciado la fecha oficial de apertura al público. Sin embargo, se ha previsto una instancia previa para vecinos el 23 de mayo, coincidiendo con el 89º aniversario del monumento.
El Gobierno porteño ha informado que está en marcha una licitación para que las visitas sean gestionadas por un operador privado.
Así, el Obelisco, testigo silente de incontables historias, se reinventa y abre sus entrañas al público, invitando a una experiencia única que combina la majestuosidad de su estructura con una vista panorámica de la ciudad que lo rodea.
