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21K y un chip: robots y humanos corrieron codo a codo en China

En la capital de China ocurrió algo que, hasta hace unos años, parecía exclusivo de una película de ciencia ficción: una media maratón compartida por cientos de personas y más de veinte robots humanoides. No fue una demostración aislada. Fue un gesto político, una postal del porvenir que la industria tecnológica china quiere anunciar al mundo.

La escena tuvo algo de distopía elegante. Drones sobrevolando la ciudad, coches eléctricos de Xiaomi marcando el pulso de los corredores, y máquinas con forma casi humana estirando las piernas metálicas para conquistar el asfalto. Beijing fue el escenario de la que se presentó como la primera media maratón del mundo con participación oficial de robots humanoides de distintos modelos, formas y tamaños.
“Fue un experimento extremo para evaluar la fiabilidad del hardware y del software”, explicó Xiong Youjun, director general de la empresa Humanoid, responsable del robot protagonista. Y añadió, casi como una plegaria tecnológica: “Nuestro objetivo es que en el futuro estos robots trabajen sin fallos, incluso en entornos peligrosos para los humanos”.

La prueba fue una carrera, sí, pero también una metáfora en movimiento. La inteligencia artificial corriendo al lado del cuerpo humano. La ciudad como laboratorio. El tiempo como línea difusa entre lo que fue ciencia ficción y lo que empieza a ser rutina.
El robot Tiangong fue la gran figura de la jornada. Diseñado con una estructura ligera, piernas largas y un sistema de refrigeración mejorado en las articulaciones, completó los 21 kilómetros en 2 horas, 40 minutos y 42 segundos. Fue el primero de su tipo en terminar una media maratón en condiciones urbanas reales. A una velocidad constante de entre 7 y 8 kilómetros por hora, su andar silencioso avanzó entre cámaras, sensores y miradas incrédulas.
No fue un trayecto perfecto: necesitó cambiar la batería tres veces y sufrió una caída por un fallo energético. Pero volvió a ponerse en pie, y eso bastó. La carrera tuvo una largada escalonada: Tiangong salió primero, seguido del modelo N2 de Noetix y el DroidUp, que se mantuvieron entre los líderes durante todo el recorrido.
“Teníamos tres objetivos”, confesó Tang Jian, director de tecnología del Centro de Innovación de Robots Humanoides de Beijing. “Llegar primeros, completar la carrera con un solo robot y hacerlo en menos de tres horas”. La meta fue alcanzada.

Para lograrlo, los desarrolladores alimentaron al robot con datos reales de corredores profesionales: ritmo, postura, cadencia. Lo entrenaron para imitar el cuerpo que no tiene. Para parecer humano sin serlo.
La pregunta que sobrevuela, como los drones, es hacia dónde se dirige esta carrera. Qué buscamos probar cuando ponemos a correr a las máquinas. Si lo hacemos por el avance técnico, por la eficiencia o por una necesidad secreta de medirnos contra aquello que creamos. Por ahora, la línea de llegada es apenas una pausa. El futuro sigue corriendo.