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Dia de la Libertad de Prensa: del ‘No se olviden de Cabezas’ al apriete de Caputo

Este 3 de mayo se celebra, como cada año, el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Pero en la Argentina de hoy, lejos de ser una efeméride más, esta fecha se tiñe de preocupación, alerta y memoria activa.
Hace apenas unos días, Santiago Caputo, asesor estrella del actual gobierno, amedrentó al fotógrafo Antonio Becerra, de Tiempo Argentino, por el simple hecho de intentar capturar una imagen suya en un acto público. No fue un hecho aislado. Poco antes, el fotógrafo Pablo Grillo fue gravemente herido en la cabeza por un disparo de gas lacrimógeno mientras cubría una manifestación de jubilados en Plaza Congreso. Aún pelea por su vida.
Estas agresiones no son accidentes ni errores sueltos. Son señales. Son síntomas de un clima que se vuelve cada vez más hostil para quienes ejercen el derecho —y el deber— de informar. Y merecen repudio, justicia y visibilidad.
Porque no se puede hablar de libertad de prensa si se persigue al que documenta. No se puede hablar de democracia si se silencia con balas de goma, gas o amenazas a quien sostiene una cámara o un grabador. Y no se puede hablar de institucionalidad si los funcionarios del Estado alimentan el desprecio por la prensa crítica.
La historia argentina ya conoce estos caminos. Lo sabe el rostro de José Luis Cabezas, asesinado por retratar al poder mafioso. Lo recuerda el nombre de Rodolfo Walsh, desaparecido por la dictadura luego de denunciar los crímenes del régimen en su célebre “Carta Abierta a la Junta Militar”.

Ser periodista en Argentina muchas veces es escribir con el cuerpo. Es estar donde duelen las noticias, es poner el pecho entre la represión y la verdad. Es levantar la voz cuando otros prefieren el silencio cómodo, aunque eso cueste amenazas, golpes o desprestigio.
El oficio de informar es, en su forma más honesta, un acto de amor por la comunidad. Un gesto de entrega que, como la poesía, desafía el miedo con palabras. En cada lente rota, en cada libreta confiscada, late el eco de lo que no pudieron callar. Porque la verdad, aún herida, encuentra siempre quien la escriba.

Hoy, como ayer, la libertad de prensa se defiende en la calle, en las redacciones, en los medios autogestivos y en cada espacio que decide no callar. Porque una sociedad que no cuida a sus periodistas, termina perdiendo también su derecho a saber.
Desde JotaPosta, renovamos el compromiso de informar, de contar lo que pasa, y de sumar nuestra voz a la de tantos colegas que hacen del periodismo una trinchera de memoria, verdad y libertad.