De vocero a legislador: Adorni, la voz de una “aplanadora violeta” que apunta al país entero

La noche cayó sobre la Ciudad de Buenos Aires, pero en el búnker libertario no había lugar para el descanso. Con la música de Rocky sonando de fondo y un ingreso eufórico, Manuel Adorni –el vocero presidencial que ahora también es legislador porteño electo– se convirtió en el rostro visible de una victoria que rompió con años de hegemonía amarilla.

El bastión del PRO, ese que parecía inquebrantable en el mapa político de la capital, se tiñó de violeta. Javier Milei no se guardó nada: celebró, arengó y expuso. No hubo metáforas ni rodeos. El presidente reconoció que su equipo de gobierno estuvo directamente involucrado en la campaña: “Cada ministro se puso el desafío al hombro”, dijo con orgullo. La estrategia fue clara, directa y sin dobleces.

“Este trabajo y este triunfo tiene claros responsables”, afirmó Milei, y apuntó al “triángulo de hierro” que sostiene su proyecto: Santiago Caputo, su asesor en las sombras; Karina Milei, su hermana y “el Jefe”, como la llama; y el propio Adorni, a quien calificó como “el gran ganador de la noche”.

Adorni, por su parte, no dudó en marcar la cancha: “Fuimos el instrumento del cambio. Y a partir de ahora, vamos a pintar de violeta todo el país”. Con tono convocante, habló de una “tabula rasa” y sostuvo que cualquiera que acompañe la agenda de LLA será bienvenido, “sea de donde sea”. No hubo nombres ni partidos, sólo una consigna: sumar.

La postal del búnker libertario dejó una imagen potente. Atrás quedó la época de la prudencia institucional: Milei blanqueó el uso político del aparato estatal para disputar una elección local. Ya no se oculta la estrategia. Se celebra.

Y mientras las cámaras fueron limitadas en el lugar, el mensaje fue amplificado con claridad desde el centro del poder: el oficialismo no sólo busca marcar el rumbo de la economía y la cultura, también quiere ganar el terreno de la representación legislativa, incluso en los distritos donde siempre le fue esquivo al peronismo.

Ahora, con Adorni en la Legislatura, Karina como arquitecta del proyecto y Caputo como cerebro político, la aplanadora violeta pisa fuerte en CABA. Y según prometen, no se detendrá ahí.