Como si fuera una escena sacada de una novela épica con aroma a albahaca y levadura, Argentina volvió a escribir su nombre entre los grandes del mundo. Con manos que amasan sueños y lanzan discos de masa como si fueran constelaciones, nuestros maestros pizzeros cruzaron el océano con una misión: defender el honor de una tradición que ya late en el corazón popular. Y lo lograron. En el 32° Campeonato Mundial de la Pizza, celebrado en Parma, Italia, la selección argentina oficial de APYCE (Asociación de Pizzerías y Casas de Empanadas) subió nuevamente al podio, confirmando su lugar entre los mejores del planeta.
Del 8 al 10 de abril, el Salón Palaverdi fue testigo de una verdadera cumbre gastronómica internacional, con una participación récord: 735 competidores y 1035 presentaciones provenientes de 48 países. Allí, entre hornos, ingredientes de excelencia y talento desbordante, Argentina volvió a dejar su huella con una delegación de 12 profesionales, liderados por el chef patagónico Federico Domínguez Fontán.
Uno de los grandes protagonistas fue Ezequiel Ortigoza, quien obtuvo el segundo puesto en la categoría Freestyle (Acrobacia) y se ubicó en el quinto lugar en Masa más larga. Referente de la nueva generación pizzera, Ortigoza comenzó su camino a los 15 años como lavacopas. A base de esfuerzo, formación constante y pasión, hoy no solo es especialista en pizza napolitana, sino también un nombre de peso en el mundo de la acrobacia pizzera. Ya había brillado en 2018 al consagrarse campeón en Las Vegas, y ahora, por segundo año consecutivo, ingresó al Hall de la Fama del Mundial de la Pizza.
En 2023, Ortigoza inauguró su propio local: “Furore”, en Esmeralda 451 (junto al Teatro Maipo), en la Ciudad de Buenos Aires. Este año, redobló la apuesta con “Furore al Taglio”, su propuesta de pizza al paso en Maipú 494, que rápidamente se convirtió en un éxito. “El esfuerzo y la formación constante son la clave. Estos premios no solo nos hacen crecer como profesionales, también generan un impacto directo: la gente quiere venir a probar nuestras pizzas, y eso se siente en nuestros locales”, afirma Ortigoza.
Otro nombre destacado de esta edición fue Claudio Izurieta, oriundo de Avellaneda, quien se consagró como el mejor clasificado argentino del certamen. Dueño de Cervecería 611 (Galicia 300, Avellaneda) y 611pizzas (Amancio Alcorta 65, Lanús), Izurieta es un caso ejemplar de profesionalización: completó la Carrera de Maestro Pizzero y Panadero Profesional en APYCE, institución que también es sede de la Scuola Italiana de Pizzaioli.
En un mundo que cambia a velocidad vertiginosa, hay algo que permanece: el arte de la pizza, ese lenguaje universal que conecta culturas, emociones y sabores. Y en esa sinfonía de hornos y harina, Argentina tiene su propio ritmo, su identidad fermentada con historia y modernidad. No solo llevamos pizza a Italia; llevamos talento, pasión y una bandera que flamea en cada horno del país. Porque cuando la masa se estira con amor y se lanza al cielo, lo que cae en el plato es más que comida: es cultura, es orgullo, es Argentina.
