Turismo

Bares Notables: Las Violetas, un salón donde el tiempo se detiene

Desde JotaPosta, iniciamos hoy un nuevo recorrido. Una travesía íntima por los Bares Notables de Buenos Aires. No hablaremos solo de cafés y confiterías: hablaremos de memoria, de barrio, de ciudad. De esos lugares que, aún en silencio, siguen hablando.

En esta primera entrega, el destino nos lleva a Almagro, a la ochava elegante de Medrano y Avenida Rivadavia. Allí se alza uno de los salones más señoriales de la ciudad: Las Violetas. Un café que no solo sirve pasteles: sirve pasado. Un lugar que invita a sentarse y escuchar lo que las paredes —siempre— tienen para contar.

Vidrios curvos, vitrales franceses, mármol italiano bajo los pies. El tiempo parece haberse detenido en algún siglo elegante. En su fachada, una placa recuerda que en 1998 fue declarado “Lugar Histórico de la Ciudad”. Y en su cartel, en letras firmes, el nombre que todos reconocen: Las Violetas.

Pero no todo en su historia es dulzura. Durante la última dictadura militar, este salón fue espacio de encuentros silenciosos y clandestinos. Allí, en torno a una torta y una mesa bien puesta, las Abuelas de Plaza de Mayo simulaban festejos mientras buscaban pistas, información, alguna grieta para recuperar a sus nietos desaparecidos.


Para entender su peso simbólico hay que retroceder. Año 1880. La Avenida Rivadavia no es aún la arteria frenética de hoy: es un camino de carretas que une la ciudad con un lejano oeste llamado Flores. La fiebre amarilla ha expulsado a la clase alta hacia esos aires más limpios y elevados. La ciudad, por entonces, comienza a dejar de ser “la gran aldea”.

En ese contexto de expansión y progreso, el 21 de septiembre de 1884, abre sus puertas por primera vez la confitería. Arañas doradas, columnas de mármol, y hasta la presencia del ministro Carlos Pellegrini, que llegaría a ser presidente, marcaban la inauguración con fasto. En sus mesas, luego, conversarían escritores como Roberto Arlt, políticos y personajes de la bohemia porteña.

El edificio actual, sin embargo, data de los años 20. Sus vitrales, restaurados, siguen cumpliendo su propósito original: dar belleza a un lugar hecho para el encuentro y el esparcimiento. Un café donde el tiempo no corre, sino que se posa.


Ya en el siglo XXI, en 2001, Las Violetas fue recuperada casi desde las ruinas. Todo fue reconstruido con paciencia y respeto: las boiseries de madera, las arañas con caireles tallados a mano, los pisos colocados a la antigua. Se respetó la estética, los materiales, incluso los colores. Como si restaurar el edificio fuera también restaurar una parte de nuestra identidad.

Los baños se modernizaron. Las mesas volvieron a lucir mármol de Carrara. La fachada, intacta, volvió a brillar con sus mármoles originales. Fueron seis meses de trabajo e investigación, un rescate patrimonial que hoy puede disfrutarse a simple vista, al cruzar su puerta.


Y como toda leyenda necesita un postre, la historia de Leguisamo completa el cuadro. Dicen que una tarde, el célebre jockey Irineo Leguisamo llegó al salón y pidió algo con dulce de leche. El maestro pastelero, fanático del turf, no dudó: creó una torta en su honor. La bautizó “Leguisamo”, y hoy sigue siendo un clásico de la casa. Lleva pionono, dulce de leche, merengue, marrón glacé, crema de almendras, hojaldre, fondán y chocolate. Una delicia de historia y sabor.


Las Violetas es más que un café. Es una cápsula de tiempo, un testimonio arquitectónico, un escenario de la vida porteña. Allí donde se cruzan la historia, el arte, la política y la memoria, sigue latiendo un corazón con aroma a café y a vainilla.


📍Av. Rivadavia 3899 (esq. Medrano) – Ciudad Autónoma de Buenos Aires
📞 (011) 4958-7387 / 88 / 89
📩 contacto@lasvioletas.com
📸 @lasvioletasoficial

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