Nos dieron un día, pero nos deben derechos: la historia oculta del Día del Trabajador

Hay fechas que no se eligen, se ganan. El 1º de mayo no fue un regalo del calendario ni una efeméride vacía: nació en la lucha, con el pulso caliente de miles que salieron a las calles a exigir lo que hoy parece tan obvio como frágil: ocho horas para trabajar, ocho para descansar y ocho para vivir.

Corría 1886 en Chicago, epicentro del industrialismo brutal, cuando los trabajadores —inmigrantes en su mayoría— se plantaron frente al abuso. Aquella huelga general desembocó en represión, bombas, muertes, y en un juicio vergonzoso que convirtió en mártires a los llamados “anarquistas de Haymarket”. No fue un final, sino un comienzo. La historia del Día del Trabajador se escribe desde entonces con sudor, con lágrimas, y también con esperanza.

En la Argentina, el primero de mayo tiene raíces profundas. Desde aquel acto de 1890 organizado por tipógrafos socialistas, hasta los discursos encendidos en Plaza de Mayo, el trabajador se convirtió en sujeto político, en el corazón de luchas que moldearon derechos: vacaciones, aguinaldo, obra social, paritarias, indemnización.

Pero más allá de las conquistas, el Día del Trabajador es también un espejo. Nos interpela: ¿trabajamos para vivir o vivimos para trabajar? ¿Cuánto vale una jornada digna cuando la informalidad, el desempleo y la explotación aún golpean?

Celebrar este día no es solo recordar. Es sostener la memoria con acción, con organización, con empatía entre quienes saben que nada es eterno si no se defiende.

Porque el trabajo no es castigo: es construcción, identidad, sostén, puente entre lo que somos y lo que soñamos. Porque cada tarea —desde quien barre una vereda hasta quien dirige un hospital— guarda un mismo latido: el del esfuerzo cotidiano que hace al mundo girar.

Hoy, 1º de mayo, que no falten las palabras justas ni el abrazo colectivo. Que no falte el reconocimiento, y mucho menos la lucha.

Feliz día, trabajadores y trabajadoras.
El futuro también se construye con las manos.