Así comenzó el spam: la historia real detrás del primer correo masivo

Era el 3 de mayo de 1978, y la red aún no era lo que hoy conocemos. ARPANET, la precursora de Internet, tejía sus primeros hilos entre universidades, centros de defensa y laboratorios científicos. Un espacio de elite tecnológica, donde las palabras viajaban por pulsos eléctricos como susurros entre genios. Hasta que ese día, algo cambió.

Sin pedir permiso, un correo replicó su eco en 392 terminales. No era un poema, ni un estudio, ni una revelación científica. Era una invitación a una presentación comercial, enviada por Gary Thuerk, un vendedor entusiasta de la empresa Digital Equipment Corporation. La intención era buena, pero el gesto marcó un antes y un después: fue el primer spam de la historia.

Aquel mensaje fue recibido con fastidio y asombro. Los guardianes del incipiente ciberespacio lo vieron como una invasión, una profanación del templo digital. El correo, que pretendía vender, terminó haciendo historia. Sin saberlo, Thuerk había sembrado la semilla del ruido que hoy nos interrumpe en forma de promociones, alertas, suscripciones no deseadas y “ofertas únicas”.

Desde entonces, el spam se multiplicó como una plaga sigilosa. Hoy es sinónimo de basura digital, pero en su origen fue apenas un susurro mal ubicado. Como una nota disonante en una sinfonía.

Y así, en el rincón más silencioso de la historia de la red, un vendedor solitario escribió su nombre con un clic. Quizás no lo sabían, pero aquel día, la Internet perdió un poco de su inocencia.